Por Valia Carmenate, terapeuta y maestra de Reiki.

Experimentamos la vida tanto en cuerpo físico como entidad no corpórea o cuerpo de luz, la materia o cuerpo físico tiene vida limitada, la entidad corpórea o cuerpo de luz viaja a nuevas vidas en diferentes cuerpos, por tanto hemos participado en muchos roles y en cada una de las vidas, disímiles vivencias y relaciones. Es la gran obra de teatro de la vida, experimentar todos los papeles.
Lo recordemos o no, lo aceptemos o no, en nada cambia esta realidad, por tanto se vuelve un proceso interno para su comprensión y aceptación y el tiempo es su mejor aliado.
Una vez que se acepta este hecho, es de mejor comprensión la razón por la que algunas personas que se cruzan en el camino, sin siquiera tener un trato directo resultan incómodos o hay un rechazo inmediato, así como otras que del primer encuentro se siente un amor profundo y/o una fuerte conexión y hermandad.
Así se explica, que pasamos por vidas donde dejamos conflictos en las relaciones pendientes de resolver, que no desaparecen con la transición o muerte física. Dichas acciones pasadas quedan conectadas energéticamente para que, en futuras oportunidades (vidas) sean resueltas.
También todas las capacidades que se desarrollan, la sabiduría que se despierta, los recursos espirituales que se utilizan, nos acompañan en el camino de las siguientes vidas, al igual que las relaciones que cultivamos en el bien, el respeto y amor.
La capacidad para perdonar se desarrolla partiendo del conocimiento que tenemos de nosotros mismos, sabiendo que todo lo que está fuera, está dentro, esto quiere decir, lo que vemos en los demás ya sea agradable o desagradable, está en nuestro interior, pero no es visible a nuestros ojos dado por la percepción que tenemos de nosotros mismos.
Nuestros semejantes son nuestros espejos y fungimos como reflejo para los demás.
Ver en otros lo que no podemos ver en nosotros, es una valiosa forma de sanar, nos enseña que juzgar a los demás no es buen camino, como tampoco hacer sentir culpa, ofender, maltratar, controlar, manipular, humillar o cualquier forma negativa de tratarnos.
Lo que se da, también se recibe, todo lo que sale, regresa multiplicado, esto nos lleva a ser responsables de nuestros actos.
En conflictos, generamos una energía que trasciende el tiempo y el espacio, hasta que se logra su total transmutación. En el ciclo de la vida experimentamos en la propia piel lo que hay que aprender.
Por ello, sanar por medio del entendimiento y con el poder del perdón y la intención de practicar la buena relación y la armonía, es un buen comienzo para crear una nueva forma de vivir y entrar en la nueva realidad de la conciencia expandida.

Te propongo la siguiente práctica, puedes centrarte en perdonar a una sola persona, varias o en general, de acuerdo a tus necesidades.

Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que me han ofendido, en especial a (nombres y apellidos) que me hicieron sentir (describir sentimientos).
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que me rechazaron e hicieron sentir poco valor.
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que han ejercido cualquier y todas las formas de maltrato sobre mi.
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que han abusado de mi, en cualquiera de sus formas.
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que con sus actos han generado sentimientos negativos en mi.
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que con sus criticas y juicios me han afectado.
Yo (nombres y apellidos) perdono a todas las personas que me han humillado, ridiculizado o burlado, afectando así mi autoestima.

Recordar que estar conectado al corazón, nos facilita el camino y las relaciones, todo lo que se haga con la buena intención hacia el prójimo y ser parte activa del cuidado del entorno, así como despertar la sabiduría interna como disciplina, es un beneficio que nos acompaña y trasciende el tiempo y el espacio.

 

Autora: Valia Carmenate

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