Por Valia Carmenate, terapeuta y maestra de Reiki.

Lindo será el día en que respetuosos con nuestros semejantes seamos, valoremos la vida de todo ser vivo dada la comprensión sobre la razón de existir, cuando se tome en cuenta en nuestras acciones diarias a la madre tierra como un ser vivo que nos ama y protege, sabiendo que todo lo que hacemos repercute en ella.


Lindo el día en que el amor en nuestros corazones supere todas las barreras del juicio, la separación, las diferencias y comprendamos que estamos destinados a amar tanto como a amarnos. En el camino de nuestros hermanos, cada quien sabe y siente como andar por su sendero.


Ese día en que las palabras expresadas saldrán del corazón, no juzgarán porque nos hemos reconocido.


Cuan hermoso el día en que las miradas de amor sean la dulce sonrisa que celebra el corazón e ilumina nuestras almas.


Cuando esas noches obscuras de la crítica ya no sean más y el nuevo amanecer sea uno en nuestros corazones, enlazándonos y uniéndonos con sus rayos de luz y amor.

Cuando el bien ajeno sea prioridad tanto como el propio y la tierra sea reconocida como hogar.

Bendita la nueva estación que trae el frescor del cambio y el frío de la noche se disuelve con el resplandor del corazón.

Ese día con el que tanto hemos soñado, el que todos anhelamos desde el Yo Soy.

El día en que al corazón regrese y la paz sea nuestro estilo de vida en el diario acontecer, entonces habrá llegado la nueva y definitiva normalidad, esa que es el cielo en la tierra y nos corresponde anclar.

Nuestra luz anhela el día en que la armonía permitamos, el equilibrio nos sostenga y el
amor nos mantenga en el bien deseado, unidos como hermanos.

Ese día en que el canto de las aves nos motiven a escuchar la voz de Dios, a sentir lo que es amor.

Cuando mires a tu hermano y no sea un desconocido, porque en su reflejo te ves fundido.

Ay amor, cuando ese día llegue, celebraré por todo lo alto, mi corazón se deleitará al vernos unidos, madre padre, fue duro pero hemos vencido.

Aquí estamos tus hijos, viéndonos cono hermanos, es cierto, muchos nos dejaron y regresaron contigo, dolor causaron por el vacío, más, sabemos que no es lejos a donde han ido, porque en nuestros corazones llevamos la luz de los que han partido.

La esperanza que por aquí se asoma, aunque parezca que todo en declive va, con un suspiro nos movemos a la nueva modalidad.

Tiene grandes beneficios el despertar, es camino de valientes y por eso llamado eres, a transitar este sendero que esperándote está.

Oh, ese día, madre eterna, en que tu estés presente en cada corazón y sintamos lo que es el verdadero amor.

Cuando el padre con su poder nos complete el corazón, no hay dudas que la llama trina encenderá en cada uno el fuego de su pasión.

Ese día padre madre, cuando tu amor se acepte y en matrimonio se encuentren ambas partes del Ser, el corazón alegre celebrando la fusión y el nacimiento del amor, en uno se convierta, para caminar por la tierra con una nueva dirección.

Ese día soñado puede llegar y solo depende que lo quieras crear, va por cada uno y en favor de la unidad.

Esperar que afuera se haga realidad es poco para soñar, despierta que la verdad muy dentro de cada uno está y es ahí donde debe actuar.

Lo que en el interior hay, en el exterior se manifiesta, nada externo es ajeno a lo que se lleva dentro, solo busca y llegará a tu encuentro.

En la intención está, el poder amar y amarnos, nuestras dificultades perdonar, para mirar el iluminado horizonte, sintiendo la paz del nuevo camino a transitar.

El día que mirando hacia atrás, nos demos cuenta de cuánto hemos cambiado, es porque al umbral hemos llegado, es la realidad que hoy estamos creando.

Siente, toma conciencia, ese día está llegando y tu acción es vital para el cambio.

Autora: Valia Carmenate

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